martes, 12 de noviembre de 2013

¿Qué a ti?


Juan 21:21-22

Cuando Pedro lo vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y éste qué? Jesús le dice: "Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú sígueme."


El versículo del Evangelio de San Juan nos muestra una de las grandes características del ser humano: "la comparación".

Cuando nos miramos al espejo, no vemos sino al yo. Cuando salimos de casa no vemos sino al otro, pero cuando hablamos de comparar las acciones o aptitudes de uno y del otro, siempre sale mal parado el otro. Yo soy mejor que el otro, yo vivo mejor que el otro, soy más espiritual que el otro y así un largo etc. etc. 

Que gran lección nos da Jesús en este versículo. Vayamos por partes: 

1. Jesús hablaba con Pedro sobre la responsabilidad que debía tener en el ministerio. (Juan 21:15-17

2. Vemos en Pedro la angustia por haberle fallado anteriormente y la incapacidad de serle fiel.

3. Cuando Jesús le otorga la responsabilidad de apacentar las ovejas, Pedro se siente con la responsabilidad mal interpretada de padre. El no era el padre de nadie, sino el guía espiritual para enseñar a las ovejas el camino del pastor.

4. En la seguridad mal interpretada, Pedro se preocupa de Juan. En apariencia la preocupación era correcta, pero estaba desviando la atención.

5. Jesús retoma las riendas de la conversación y la atención de Pedro, expresando que la responsabilidad de Pedro no era vigilar a los demás, sino la de seguir a Jesús, para que todos tuvieran el ejemplo de Pedro.

Hoy nos toca lidiar con la misma situación, muchos cristianos se comparan, hablando de lo mal que hacen otros las cosas y por lo tanto justifican que las cosas las hacen también mal. Ningún pastor puede reprender a nadie porque si lo hace, la persona dirá lo mismo que Pedro: "¿y este qué?". 

Queridos amigos debemos dejar ya de compararnos con el otro, lo haga bien o mal, lo que Jesús nos dice a cada uno individualmente es que le sigamos y que no te fijes en los demás, sé ejemplo en seguir a Jesús, que Jesús hará el resto por medio de ti.

Pedro aceptó el reto, ¿y tu?



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