jueves, 1 de noviembre de 2007

Ser testigos



Ayer Miércoles, fue un día muy especial, tuve que viajar a Madrid para tratar un tema personal en la Unión de Iglesias Cristianas Adventistas. Lo que ocurrió allí, lo contaré en otro momento, porque creo que al lado de lo que viví por la tarde-noche, queda en un segundo plano.

Eran las 17'30h más o menos, hice una llamada a una joven que está en Madrid, ella es Marta ( para mí siempre será Martita) una joven de la iglesia adventista de Barakaldo. Fui al encuentro de ella con mucha ilusión porque hacía meses que no la veía, era una de las jóvenes a la que tuve el privilegio de compartir el ministerio pastoral juvenil con ella y con la sociedad de jóvenes de Bilbo-Barakaldo durante mis comienzos en septiembre 2000 ( hace ya tiempo... que nostálgico que estoy) bien. Estuvimos paseando y hablando de todo ( ese todo se queda guardado como un tesoro en mi mente ) estuvimos hasta las 20'00 más o menos y luego nos despedimos en el metro, yo me iba de huésped a una casa y ella a la suya. En ese momento me subí al metro con la idea clara de poder llegar y descansar.

Sin pensarlo dos veces me senté en un asiento del metro y justo había un grupo de jóvenes que iban a la noche de brujas ( fiesta que me reafirma la ignorancia de muchos en celebrar sin conocer al que está detrás de ella ) otros jóvenes y no tan jóvenes, sentados, de pié y todos con caras pensativas otros leyendo ( se lee mucho en el metro y se piensa mucho ). En eso que me fijo en una chica, estaba sentada cerca de mí, estaba con una hoja leyendo muy atentamente, luego veo que tiene una Biblia, y comienza a buscar un texto bíblico, cuando lo encuentra lo señala con bolígrafo. Como pastor me preguntaba quién era, sería adventista, sería evangélica, sería católica o de cualquier otra denominación. Era evangélica. pero no quiero centrar el pensamiento en lo que era, sino en lo que hacía. Sin querer ella escudriñaba las escrituras, buscaba en la lectura de la hoja y cuando llegaba un texto bíblico lo buscaba, sin miramientos, sin miedos, simplemente buscaba. Jóvenes que estaban frente a ella la miraban extrañados e indiferente. Esto no le preocupaba a la joven, lo que le preocupaba era lo que leía y como lo encontraba en la Biblia. En ese momento llega su parada y se va.

Me quedé con la duda de averiguar más de ella de hablar con ella de comentarle las maravillas de la Biblia y de decirle al final, que Dios te bendiga. Pero me hizo pensar y reflexionar.

¿Cuánto estamos haciendo por ser testigos de nuestra fe, ser testigos de nuestro Señor, ser testigos de nuestro Dios? personalmente creo que esta joven era un ángel enviado por Dios para ser testigo en una línea de metro de Madrid. Hoy creo más que nunca que Dios nos está llamando para serle testigos en los autobuses ( guaguas en canarias ), metros, aeropuertos, trenes, en todo lugar. No lo olvides vive tu evangelio que el evangelio te hará vivir.

Que Dios te bendiga.

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